Os voy a contar una anécdota que me pasó en un viaje , la voy a hacer corta, en modo resumido…
Fue en un viaje a un campeonato, aterrizamos en el aeropuerto y nos tocaban varias horas de coche, alquilemos una auto-caravana con chófer y nos pusimos rumbo al lugar de la competición, a medio camino, en un lugar lleno de autobuses, en conductor de la auto-caravana nos avisa que a partir de allí el no puede viajar, que es peligroso, y seguidamente nos hace bajar con todo el material, maletas y bicicletas.
En esos momentos, un multitud se nos abalanza a preguntarnos, pedirnos y ofrecernos cosas, mientras algunos hasta nos meten las manos en los bolsillos, debido al caos, empezamos a correr, intentando que no se quede atrás ningún equipaje.
Llegamos a donde están los autobuses, preguntando podemos encontrar uno que se dirige a nuestro destino, el autobús esta abarrotado y entramos como podemos, las bicicletas y las maletas amontonadas entre el almacén y nuestros asientos, cuando estamos a punto de ponernos en marcha, aparecen una pareja con cámara de vídeo y foto, nos van grabando, fotografiando y preguntando el nombre y apellidos, de uno en uno, a mi se me ocurre preguntar porque lo hacen, la respuesta que me dan es:
Muy fácil, si paran el autobús y nos secuestran, para saber quien iba dentro…..
Son horas muy largas, nadie nos para, preferimos ir con las ventanas del auto-bus bajadas, y no ver lo que ocurre por fuera.
Llegamos a destino, como a las 6 de la mañana, al bajar, igual que en la anterior parada, nos acecha mucha gente, esta vez para ofrecernos transporte, después de hablar con varios, aceptamos la que creíamos mas “normal”
Después de caminar unos cientos de metros llegaos a un descampado, allí creíamos que nos iban a asaltar, pero aparece una chica y nos acerca a un coche, destartalado, nos dijeros que era un antiguo coche fúnebre, negro, azul, rojo, cada parte era de un color, con solo los asientos delanteros y largo, como de 5 metros.
Allí colocamos todas las bicis, dentro y en el techo, las corredoras se suben en una especie de taxi, yo me subo en los asientos delanteros del ex-coche de muertos, en el medio, me doy cuenta que el conductor está dormido.
La chica, que era su hija, se sube a mi lado y le grita ¡¡UPA¡¡ o algo así, el se despierta, nos mira, intenta arrancar el coche y se vuelve a dormir, la chica le vuelve a gritar y el reacciona, borracho, casi no podía ni hablar, el viaje consistió en que la chica, le avisaba cuando estaba a punto de chocar contra los guarda raíles y cuando tenia que dar una curva, llegamos de milagro y descargamos todo, viajamos como unos veinte kilómetros, el precio que pagamos… 10 dolares, por los dos coches, el taxi y el fúnebre, pronto, la segunda parte….
