Hace dos semanas, recibia la llamada de un excorredor, mi sorpresa fue grande, me hizo mucha ilusión, lo bueno que para el la sorpresa fue mayor, porque no se esperaba de que me acordara de el.
Estuvimos hablando durante diez minutos y quedemos en llamarnos para quedar y hablar mas rato.
Su nombre, Felipe Guijosa, para la mayoria no le sonara de casi nada, un corredor que lo dejo estando dentro del equipo de SEAT – ADO, en el grupo que entrenaba en Palma de Mallorca.
Para mi, muy importante, como la mayoria de los que he tenido la suerte de trabajar para ellos, sin importar sea el nivel que sea y lo alto que lleguen, todos son iguales.
Era integrante de un equipo de persecución que todavía me acuerdo de sus nombres, Damunt, Guijosa, Cruz y Yague. (foto)
Los detalles de porqué lo dejó no vienen ahora mismo a cuento, lo importante es el hecho de que Guijosa, después de muchísimos años de no querer saber nada de bicicletas le vuelve “gusanillo” y se lía a volver a andar en ellas, también puede ser el caso de muchos que lo dejaron hartos y vuelven.
Nos vemos para comer, recordamos muchísimas cosas, se interesa de cómo está el ciclismo, le vuelven a brillar los ojos cuando habla de que se ha comprado una bicicleta, de que ahora los pedales son automáticos, que hay cientos de marcas de ruedas, que ha montado una grupeta para salir los fin de semana, que vuelve a amar el ciclismo, que no le importa mucho quien gane el Tour, ni el mundial, a ellos los que le interesa es salir los domingos, disfrutar de la bici.
Y es un ciclismo tan respetable como el de competición, y somos muchos que nos podemos reflejar en el.
Jaume Mas